Mi nombre es Ayde. Una vez a mis 11 años, iba a la primaria. Me llevaba bien con mis compañeros mejor dicho me iba bien en la escuela. Un sábado fui a un parque y fue ahí cuando la vi por primera vez. Estaba sentada en una silla cerca de los columpios. Me acerqué a ella y me senté al lado de ella. Empecé una charla. Sentí que le agradaba, cosa que me alegró mucho. Así empezamos una amistad sincera, nos contábamos todo. Sabía todo de ella y ella de mí. Un día en la escuela le dije a todos de mi salón que iba a confesar una cosa que no conocían de mi. Todos ellos se quedaron callados por unos segundos después empezaron a preguntarme y yo les conté que iba a declararle mi amor a una chica para que sea mi novia. Los chicos empezaron a gritar como locos Mi profesora se me acerco para hablarme porque con tanto grito no había podido escuchar y me dijo:
PROFESORA: -quien es el afortunado o la afortunada? (LO DIJO COMO FELIZ O CURIOSA)
YO: Es una chica, se llama liliana 😀
Después que terminara la charla, me fui al parque a confesarle mi amor a Liliana. Le dije todos mis sentimientos y todo lo que pensaba. Ella al pricipio tenía una cara de sorpresa pero que luego fue cambiando a felicidad. Me abrazo y me dijo: – «¡!si quiero ser tu novia!¡» –
En la escuela estaba emocionada y cuando salía cada día que podía, la pasaba a visitar.
Un día, mientras iba de camino a su casa, de repente me llegó una llamada. Era de su hermano. Él me dijo: -sé que te puede doler lo que te voy a decir… Pero tengo que contarte que Liliana tuvo un accidente grave. La llevaron al hospital y cuando llegaron ella ya había MUERTO (me lo decía llorando). Colgué, me senté en mi cama llorando desesperadamente. De repente reaccioné recordando lo que una vez me dijo Lili, “-me agrada que sonrías. Desearía de que no te importara lo que los demás dicen, dejalos que te vean como yo te veo.»